Nuestro primer rato con este smartphone revela una construcción sólida pero poco llamativa, con un diseño posterior que recuerda mucho al del Nexus 4. La pantalla IPS In-Cell es el primer punto llamativo, con un brillo y ángulos de visión excelentes. La resolución no es Full HD sino ‘sólo’ 1280 × 720, pero el tamaño de diagonal de 4.7 pulgadas compensa eso y lo cierto es que no hemos notado contornos pixelados.
El Optimus G presume de uno de los procesadores más potentes del mercado, el Qualcomm Snapdragon S4 de cuatro núcleos a 1.5 Ghz. En la práctica, es el smartphone de LG en el que más rápido hemos visto responder las aplicaciones. A falta de hacer benchmarks y probar el terminal a fondo, el Optimus G se comporta con increíble fluidez y suavidad en apartados especialmente tragones como la reproducción de vídeo.
Otro apartado interesante es la cámara. La rapidez del enfoque ha mejorado mucho respecto a otros LG anteriores y el sensor es capaz de gestionar colores, modo macro y baja luminosidad con mucha eficiencia. Si a ello añadimos sus 13 megapíxeles estamos ante una cámara que no será tecnología punta pero sí es muy competente.
Buenas, muy buenas sensaciones, en definitiva las que nos ha generado el nuevo privilegiado de LG que llegará a España en abril por 649 euros y que, con el permiso del Nexus 4, podría devolver a LG a la arena de los smartphone de super-alta gama.
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